
John Chambers: Directivo de Standard & Poor's, una de las principales calificadora de riesgo internacionales, defiende la polémica decisión, con repercusión mundial, de rebajar el crédito de la deuda de Estados Unidos.
Sólo bastó la sentencia de la empresa calificadora de riesgo Standard & Poor's (S&P) sobre la degradación del crédito de la deuda de Estados Unidos para que los mercados financieros del mundo entraran en pánico.
Uno de los emisarios más visibles de tan polémica decisión es John B. Chambers, presidente del comité de calificaciones soberanas de la S&P, una de las tres principales firmas privadas que dominan el mercado internacional de las calificadoras de riesgo, junto a Moody's y Fitch
Imperturbable como su corbata, el analista financiero estadounidense defiende la decisión sin precedentes que fue tomada por la empresa donde trabaja desde 1997 de rebajar el rating de crédito de EEUU del nivel AAA al AA+.
Los efectos de esta "bomba" lanzada el pasado viernes 5 no se hicieron esperar en el volátil mercado bursátil. Las caídas de las principales bolsas de América y Europa que se registraron el "lunes negro" (8 de agosto) fueron calificadas como las más abruptas desde la debacle financiera de 2008.
La ligera recuperación del martes, tras el anuncio de la Reserva Federal de mantener las tasas de interés bajas para intentar alentar la economía, fue disipado en la jornada de ayer por un nuevo desplome de los índices en Estados Unidos y Europa. Los temores sobre una recesión mundial se mantienen encendidos.
¿Es posible que una agencia calificadora de riesgo tenga tanto poder como para hacer tambalear la economía mundial?
Para el economista Ramiro Molina, se ha sobredimensionado el papel de la calificadora S&P. No se trata de ninguna revelación: la decisión valida una evaluación de los problemas fiscales de EEUU que ya se conocía.
"Lo que sí resulta inédito es la manera apresurada como se ha presentado y que posteriormente ha provocado todas las reacciones negativas en los mercados internacionales", analiza el economista. "No crearon la crisis en EEUU, pero complicaron la situación mundial".
Las calificadoras podrán ser evaluadoras especializadas, pero no son infalibles. "Muchas veces se han equivocado en sus diagnósticos", advierte Molina.
Detrás de esta urgencia "por picar adelante", pareciera haber la intención de las propias calificadoras de limpiar su reputación, observan analistas, luego de que no advirtieron a tiempo los problemas que derivaron en la crisis financiera global de 2008.
Algunas de estas empresas siempre otorgaron las mejores notas a Lehman Brothers, una de las principales responsables de la debacle económica de la que el mundo no se termina de recuperar.
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